Un esfuerzo

 No pretendo nada. No quiero pretender nada reviviendo este espacio. Quiero tenerlo como antes lo tenía, quiero usarlo, saber que existe y que todavía puedo existir en él, quiero volver a él cuando lo necesite. O más bien quiero volver a necesitarlo, volver a querer escribir lo que siento y lo que me pasa para que no se me quede atorado o para que no se me olvide.

Nunca me fui del todo. Me gusta venir a leer lo que escribía antes y pensar en lo que pensaba cuando lo  escribía. Es extraño como puedo acordarme exactamente de lo que estaba pensando o sintiendo cuando escribía algunos de estos posts, acordarme del escritorio donde estaba sentada y a veces incluso la música que estaba escuchando. Supongo que es una de las ventajas (la única?) de estar obsesionada conmigo misma y con mi autorrelato. A veces me sorprendo de lo bien que describía lo que me pasaba, y luego pienso que no, que quizá no es que esté bien descrito, sino que más bien soy mi propio público... y supongo que a final de cuentas puedo entender perfectamente a lo que me refería.

Como ya pasé a los cuarenta cambié el tagline. No me atreví a seguir anunciando relatos sobre melodrama porque creo que ahora vivo en una cosa silenciosa y larga que se aleja mucho del género telenovelesco. Y no sólo porque no hay muchos llantos ni arrebatos sino porque las ideas son cortas, no tengo mucho que contar y no hay diálogo. O eso me parece ultimamente, desde que escribir más de un párrafo se volvió algo complicado, desde que no encuentro el tiempo para hilar más de dos ideas, desde que "sentir cosas y escribirlas" compite en mi mente y en mi día con otras cosas, como trabajar y pensar en el trabajo, o pasar el tiempo en internet o viendo series.

Pero me gustaba hacerlo, y quiero hacelo todavía cuando pueda. Aunque se sienta como un esfuerzo.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

El miedo no anda en burro

Diez años