Entradas

Mostrando las entradas de diciembre, 2010

Favor de no alimentarlos después de media noche

Independientemente de todo, soy una atascada. Me gusta el exceso, me gusta pensar en no tener tiempo, o ganas de nada, siempre y cuando no tenga tiempo para tener ganas de nada. It goes like this: llego y ceno todo lo que tengo porque no hay nada más qué hacer, no hay nada más que hacer y entonces decido lo primero que hay, no hay nada más y entonces agarro lo primero que se pone enfrente; no hay nada enfrente y me aviento al vacío. The story of my life. Qué más puedo hacer? Y evidentemente, ni siquiera es tan emocionante como luce. En una de esas mejor me caso y me vuelvo una ama de casa. O bien, me dejo de tonterías y no me vuelven a ver por aquí. Igual y al final todo depende de cómo cuente las cosas. Y de cuántos mezcales me haya tomado. Igual. Cosas. Mezcales.
Me encuentro con una serie de correos que intercambié hace pocos años con algunos buenos amigos. De repente no me reconozco: Me extiendo, profundizo, me río de mi. A veces soy así, yo lo sé. Pero no siempre lo recuerdo. De repente, como en estos tiempos, me alejo de todo y de todos. No me doy tiempo y no me da tiempo. Extraño un poco a esa yo que escribe largas cartas a sus amigos. Y extraño mucho a todos esos con los que cada vez hablo menos y a los que ya no escribo nunca. Ya quiero dejar de salir a mi vida a las diez de la noche. Ya quiero volver.