Entradas

Mostrando las entradas de marzo, 2011

Sol de invierno

Que alguien me diga cómo funcionar cuando tengo tiempo de sobra. Por favor. O que alguien me diga cómo le hago para no levantarme de la cama temprano una mañana de sábado, bañarme, desayunar (pizza y café) y quedarme sentada mirando mi pared azul, bajo el sol que entra por mi techo y que no calienta nada. Sin saber qué voy hacer durante todo el día.  Me afecta el hecho de haber estado tan ocupada estas últimas semanas y haber deseado tanto que llegara este momento que ahora no sé qué hacer. Claro, hay libros que he dejado a medias, miles de películas que no he visto, lugares que no conozco, etc. Es más, podría aprovechar para registrarme en el padrón electoral, conseguir mi acta de nacimiento y renovar mi pasaporte. Pero ésta, justo esta mañana de sábado seguirá estando vacía porque no tengo ganas de hacer nada de eso. Influye el hecho de que no tengo dinero -porque no recibo sueldo desde hace tres meses-, así que un montón de posibilidades se eliminan --no puedo salir de la ciudad,

She's old enough to know better

Imagen
Es una tontería, pero yo, cuando siento que me trueno, lloro. Cuando siento que no puedo, lloro. Cuando tengo miedo, lloro. Y cuando no sé qué hacer lloro. Es una de las certezas de mi carácter, supongo. Llorar por todo. No lloro tanto. Es decir no lloro por mucho tiempo. Pero sí lloro fuerte, como niña. Como niña pequeña, quiero decir: sollozo, me emberrincho y busco culpables para todos mis males. No es algo malo. Me ayuda. Luego se me quita el llorar y busco la respuesta a la mejor pregunta del mundo: ¿qué es lo peor que puede pasar? Y entonces me calmo. Y me callo. Y puedo cenar a gusto oyendo la radio, como todos los días.