Notas
The nineteenth-century statue topping the central column of Rossio is officially of Dom Pedro IV -after whom the square is named- though in fact it was cast originally as Emperor Maximilian of Mexico. The statue just happened to be in Lisbon en route from France to Mexico when news came through of Maximilian's assassination in 1867, and it was decided that since Maximilian would have no further use of it, it would do just as well for Dom Pedro. The statue is now the focus of a weekly flower market (Sat 7am-2pm). On the northwestern side of the square, there's a horseshoe-shaped entrance to Rossio station, a mock-Manueline complex with the train platforms an improbable escalator-ride above the street-level entrances.
Hace unos días, varios, iba a prestar a una viajera la guía de viaje que compré y usé mucho cuando viví en Lisboa. Por razones que no vienen al caso aquí, la viajera no se llevó el libro y tampoco fue a Lisboa. Una lástima esto último, y para mi, lo primero me hizo librarme de la pequeña vergüenza de que mis anotaciones de aquellos días fueran leídas por alguien más que yo. Y es que no me acordaba de haber rayoneado tanto ese libro.
[Como ya es sabido] me encanta llenar las hojas de las libretas y en esa guía es más que evidente [que me hacía falta una libreta]. El párrafo sobre la estatua de Maximiliano está subrayado, encerrado en un cuadro y tiene un gran signo de admiración al lado, y por todas partes hay notas y lugares palomeados. [Puedo reconocer la pluma que usaba entonces y la extraño muchísimo: esas plumas/plumón de punto fino presumiblemente alemanas que por fuera parecen lápices amarillos y pintan de color verde obscuro algunas, la mía en todo caso].
Al final hay un par de hojas en blanco que yo llené con my usual rant pero con escenario lisboeta y muy fea letra. Entre las páginas, como siempre, hay entradas a museos y boletos de metro, además de un sobre de azúcar vacío de los maravillosos Pasteis de Belém y un ticket de la biblioteca de la universidad.
Recuerdo que una vez que hube terminado mi tesis me dediqué a caminar por la ciudad. Sola, sin mucho método más que el objetivo de conocerla mucho. Más. Ahora leo en mis notas que siempre terminaba sentándome en los mismos lugares: plazas, miradores, parques. De seguro no era así [siempre exagero cuando escribo], pero el sentimiento sí era como lo describo ahí: lento y solitario.
No había pensado nunca en el día en que escribí una de esas notas [1 de septiembre de 2007], sin embargo al leerla me acordé de todo. El lugar, el clima, la vista, y dónde estuve antes y después de escribirla. No estaba nada cerca de Rossio. Estaba perdida, buscando un mercado de antigüedades donde al final no compré nada más que un disco [no antiguo] de Fados viejos que le regalé a mi mamá.
Comentarios