Good Vibrations

Empecé mi Larga Caminata contando mis pasos. No sabía en lo que me había metido, no tenía ninguna idea de a dónde iba ni por qué. "El camino de Santiago" en mi mente era un camino rural, boscoso pero no mucho, largo y plano, donde me encontraría a mi misma después de largas horas de caminata y reflexión. Muy pronto me di cuenta de que el camino que elegí era menos plano de lo que había imaginado y de que mi disfraz de Dora la exploradora estaba más que justificado. El reto físico que implicaba se manifestó rápidamente y yo por alguna razón contaba mis pasos, quizá para automatizar mi caminar, no lo sé.
Un par de días después, no sé en qué momento, cambié el conteo automático por Good Vibrations, la cación de los Beach Boys cuya primera estrofa fue mi earworm semanal. Aclaro: no es una canción que escuche mucho o que me guste particularmente - de hecho sólo me gusta la primera parte y detesto el cambio brusco de cuando empieza el coro.
Las profundas reflexiones sobre mi lugar en este mundo y mi propósito en la vida no llegaron nunca, al menos no de forma clara e iluminadora. Por ocho días mi mente estuvo llena de los Beach Boys, de diálogos imaginarios con personas reales e imaginarias, de "¿qué-demonios-hago-aquí" y "me-duelen-los-pies-ya-quiero-parar-por-favor" y de vívidas visualizaciones de las distintas formas en que podía morir: i.e. quedarme sin agua, quedarme sin comida, caer de un barranco, lastimarme y no poder seguir caminando y que nadie nunca más volviera a pasar por el tantas veces caminado Camino de Santiago... en fin, soy yo y caminar 160km en una semana no me iba a quitar la neurosis con la que abrazo la vida cotidianamente.
Todo esto no quiere decir que mi Larga Caminata no me haya hecho feliz  --he aceptado ya que mi felicidad será, cuando sea, efímera y momentánea, rodeada de dudas y de autorregaños, pero será.
Así que destaco los momentos que me hicieron feliz y que no son, ni fueron, grandes revelaciones o metáforas extrapolables a la vida misma:
- Estar sola.
- Haber tomado una decisión desinformada y espontáneamente... and this is good because a mis 37 pasa cada vez menos.
- Tener miedo constante y primario (a morir de hambre, de sed o comida por una bestia salvaje) y aguantármelo.
- La naturaleza. No es un cliché, la naturaleza y su belleza sobrecogedora no son un cliché.
- Saber que puedo hacer cosas que no sabía que podía hacer. Como subir montañas y nadar en ríos. Really.
- La distancia. Caminar la distancia, tener conciencia de ella. Llegar a pueblos caminando, verlos desde lejos y llegar a ellos. Llegar cansada y adolorida. Querer llegar.
- Conocer Francia, a pie. Atravesar pueblos viejísimos, vacíos y en vías de extinción. Ir a panaderías que abren solamente 2 horas por día, dos días a la semana y que venden solo un tipo de pan: bueno, integral, con costra dura, en trozo y por kilo.
- Hablar con personas que te abordan solo porque vas caminando.
- Pasar del desierto al monte, al bosque, a la montaña, del calor al frío.
-Ver a una peregrina quitarse una ampolla en la mesa donde acabamos de comer y no sentir asco porque ese asco me lo enseñaron y ese día no me acordé de sentirlo.
- Caminar por donde muchos han caminado por mucho tiempo, caminar hacia donde muchos han caminado. Caminar sola pero con mucha gente.
- Caminar sola pero no perderme, ir siempre hacia adelante y no en círculos. Ir guiada por una banderita rojo con blanco que siempre estaba ahí para asegurarme que no estaba perdida (hasta que sí me perdí y tuve que regresarme y lloré y me lastimé el pie y pensé que me iba a morir porque iba a tener que dormir a la intemperie aunque apenas eran las 12 del día, y encontré mi camino y luego pensé que otra vez me había perdido y vi unas casas y volví a llorar porque estaban vacías y/o abandonadas y en realidad no estaba perdida sino que estúpido google maps no se actualizaba y me ubicaba mucho más lejos de lo que en realidad estaba y me sentí tonta y estaba cansada y todavía tuve que caminar como 3 horas hasta llegar a mi destino y me dolía el pie y me senté en la orilla del camino a comer un sandwich aplastado y seguí caminando porque no había más que hacer).



Comentarios

Entradas más populares de este blog

El miedo no anda en burro

Diez años