Me acordaré de París

De París recordaré que siempre estoy enferma. De gripa, de alergia, de espalda que duele. De estómago inquieto. También que siempre tengo culpa. Por desperdiciarlo. Por ver días completos pasar sin querer salir a verlo. Que es bonito. Muy bonito. Que muchas veces siento que debería aprovecharlo más y que no sé cómo.
También me acordaré de que no lo entiendo. Que no entiendo su dinámica. Que no le pertenezco, que no me pertenece. Y también que mi propia rutina en él es torpe. Cansada. Que parece que siempre es solo una transición a otra cosa.
Recordaré que me falta espacio para guardar mis cosas y para moverme. Que un cumpleaños amanecí llorando y otro me sentía mejor. Que pasé de caminar mucho, y enojada, a caminar menos, pero más tranquila. Que no estoy sola. Que aprendí a no estar sola.
Me acordaré, creo, de que me siento ajena, diferente. De que no quise, al menos por un tiempo, conocer a su gente. Que no me interesaban. Que no los entiendo y no quería entenderlos. Que trabajar aquí me da angustia. Que hablar con ellos me da pesar. Que no les encuentro el alma. Y que todo eso es irracional y, espero, pasajero. Que lo que en realidad ya no encuentro es mi alma. Pero que un día la encontr(ar)é. Y que todo esto terminó bien.

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