De repente te dicen cosas. Cosas de esas que te hacen ver que mientes. No mentiras explícitas, ni intencionadas. Mentiras de vida, o de la vida. De cómo vives, de cómo te relacionas. Cosas insignificantes, mentiras que te dices a ti, pues. Formas de actuar. Formas de no actuar.
A veces te lo dicen y te das cuenta. Ya lo sabías, claro, pero te das cuenta. Y sólo puedes pensar en que ojalá sea temporal, en que ojalá sólo mientas en eso, en que ojalá sólo digas una y no mil. Mentiras y vidas mentirosas hay muchas. Y no quieres. No quieres.

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