Here comes the sun

Hoy fue en definitiva un día de epifanías (o Estefanías, como bien he oído que se les llama ahora). Tras aseverar, a gritos y por vigésimoquinta ocasión, que mi verdadera vocación es ser coverera de canciones de los Beatles (mientras le daba el último trago a mi bohemia obscura), resumí en un párrafo el drama de mi vida: "no sé lo que quiero, pero sé que no quiero sufrir por estupideces todos mis lunes y todos mis miércoles". Si he de sufrir, tendrá que ser por algo menos pavote que una cebolla.

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