La ventana a la calle

El clima de hoy me recuerda a las tardes en Teziutlán, cuando llovía y se quitaba, y hacia un poco de frio, pero no mucho. Y en las tardes todo era un poco tranquilo, la gente caminaba a hacer cosas, pero sin prisa.

El olor de las rosas también me recuerda a Teziutlán, pero una época anterior. La primaria, el jardín de las monjas de la escuela. No me acuerdo del jardín y no me acuerdo de las rosas –es decir, no me acuerdo visualmente, pero cada vez que huelo una rosa me acuerdo de ese jardín y de esas rosas.

Me pregunto por qué tengo ese recuerdo tan vago y a la vez tan definido. Me pregunto si es porque fue la primera vez que conocí ese olor. Y me pregunto por qué se me quedó tan grabado, y por qué no me paso lo mismo con otros. Tal vez me gustaba mucho, pero de eso no me acuerdo.

Me gusta asomarme a la ventana de mi nuevo departamento. Me gusta que la ventana dé a la calle. Me gusta ver pasar a la gente, ver llover. No lo había pensado hasta ahora, pero hacia mucho que no tenía una ventana que diera a la calle, como en Teziutlán. Y lo que sí había pensado antes pero no había escrito es que pienso mucho y me acuerdo mucho de esa época en que vivía en Teziutlán. Tengo una colección de recuerdos a los cuales regreso de vez en cuando, solo porque sí.

Cuando salí de una clase de cocina en El Carmen y me fui caminando hasta casa de mi abuelita cargando una olla de sopa de tortilla y llegué con la ropa llena de sopa.

Cuando fuimos a la feria y llovía tanto que los zapatos se quedaban pegados en el lodo y casi se me salían.

Cuando me iba caminando a la prepa antes de las 7 de la mañana y todavía estaba obscuro.

Cuando fuimos a brincar a los charcos de la catedral.

Cuando iba a clases de piano, una hora dividida entre mi hermano y yo y cada uno veía al otro tocar, sentadito en un banco junto a la puerta de la casa de la maestra.

Cuando patinaba alrededor de la mesa del comedor, que en esa época, en esa casa, era redonda.

Cuando en las tardes me asomaba a la ventana desde mi cuarto y veía pasar a la gente y todo era un poco tranquilo y la gente caminaba a hacer cosas pero sin prisa. 

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