She's old enough to know better

Es una tontería, pero yo, cuando siento que me trueno, lloro. Cuando siento que no puedo, lloro. Cuando tengo miedo, lloro. Y cuando no sé qué hacer lloro. Es una de las certezas de mi carácter, supongo. Llorar por todo.
No lloro tanto. Es decir no lloro por mucho tiempo. Pero sí lloro fuerte, como niña. Como niña pequeña, quiero decir: sollozo, me emberrincho y busco culpables para todos mis males.
No es algo malo. Me ayuda. Luego se me quita el llorar y busco la respuesta a la mejor pregunta del mundo: ¿qué es lo peor que puede pasar? Y entonces me calmo. Y me callo. Y puedo cenar a gusto oyendo la radio, como todos los días.


Comentarios

Entradas más populares de este blog

Diez años

El miedo no anda en burro