Casa Tomada

A la hora de comer frente al monitor me pongo los audífonos y pongo la radio. Me gusta la radio porque me acompaña y me habla a esa hora en la que estoy comiendo y no quiero oir música ni los chismes del cubículo de al lado, así que es mi manera de aislarme y aprovechar que no me tengo que concentrar en números o listas de excel.
El problema es que desde que cambiaron el servidor en mi oficina ya no me puedo conectar a http://www.radiocittadelcapo.it/, mi estación favorita, sobre todo a esa hora de la comida en que solía escuchar Seconda Visione, el mejor programa sobre peliculas palomeras que hay.
Por unos días estuve medio desorientada, pero un día, buscando voces que me hablaran encontré a Cortázar en mi disco duro, y me puse a oirlo contar Casa tomada. Como pasa siempre me conmovió muchísimo y llenó mi forma de ver mis días lluviosos.
Así, esta semana me encontré a Cortázar en todo y en nada, en pedacitos de calles y letreros de parques. Tanto, que anoche tuve una especie de pesadilla casatomadesca en la que tres veces tres me expulsaban de mi casa, de un restaurante, de mi casa -otra casa- otra vez. En esa última vez, los intrusos eran visibles y empujaban la puerta, mientras otros se metían por puertas traseras y/o ventanas y aprovechaban que yo estaba ocupadísima con lo de la puerta para tirar mi ropa al suelo y romper mis muebles. Yo me desperté mientras trataba de correrlos: "¡sálganse!", creo que es lo que quería gritar, y pasé el resto de la noche tratando de descifrar qué es lo que me hace sentirme invadida

Casa Tomada - Julio Cortázar

Comentarios

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Anónimo dijo…
hola querida elsa,
pues yo también vivo encontrándome con que los lugares que habito me son constantemente tomados... yo se lo achaco a una mí misma que se va pasando por mis sitios antes que yo, pero luego lo racionalizo y me asusta. por eso huyo de mis lugares, para que ella los haga suyos hasta que se le olviden y luego, vuelvo.

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