la playa, el ya no estar

Ayer regresé de la playa. Después de estar una semana en Chacahua, Puebla se ve realmente gigante, llena de anuncios y con demasiados coches. Es lo extraño de regresar de un viaje: algo en ti es diferente, pero las cosas que dejaste siguen igual, grandes, llenas de coches.
De repente me doy cuenta que mi tiempo aquí se acabó. El martes entrego este departamento y me voy a Xalapa a estar los últimos días antes de irme. El 27 vuelo a Milán y ya. Empiezo otra vida, otro mundo, otra etapa, ¿otra etapa?.
Me está costando tatnto trabajo que a veces dudo de todo, de mis decisiones y de la falta de ellas. Aunque no me atrevo a pensar en la idea de no irme, a veces siento que no lo voy a lograr; despedirme me está doliendo demasiado y creo que yo misma estoy haciendo que mi futuro se vea borroso, como si lo que me espera allá no fuera bueno. Es una burrada.
Debe ser por mi ánimo derrotista, siempre me ha gustado dramatizar mi vida, ponerle soundtrack y sentir que todo es una prueba para mi temple... pero mi temple a veces no pasa las pruebas, como hoy.
El hecho es que ya me voy, tomé una decisión que está sacudiendo todo lo que ahorita me hace sentirme segura; me duele muchísimo dejar a Androleja, terminar con nuestra relaciónfantástica (todojunto) y aventarme a "el sueño de mi vida", me voy aún cuando ese mi sueño ahorita se vea medio fuera de foco, lejano, y un poco endeble; aún cuando me muera de nervios y de pánico.
Quiero irme y me voy. Duele y me voy. No quiero irme porque duele y me voy.
Porque duele más no irme, a la larga duele más.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Diez años

El miedo no anda en burro