Yo no sé tener miedo en París. Es decir, he tenido mucho miedo en París, pero ese miedo no cuenta, porque es de ese que sólo tiene que ver conmigo misma. El otro, el miedo al exterior o a los otros, nunca lo he sentido aquí. Aquí me siento segura y libre: voy a donde quiero y a todas partes puedo llegar sin problemas. No me importa perderme porque tengo la seguridad de que siempre habrá un transporte que me lleve y si tengo que caminar no me preocupo porque sé que habrá banquetas, semáforos, iluminación, y gente, siempre más gente caminando y yendo a algún lugar. Nadie me mira, nadie me “chulea”, nadie me sigue para asaltarme o hacerme algo. Y si lo hacen… si me hicieran algo, siento que podría acercarme a la policía y levantar una denuncia, y siento que algo pasaría, que habría una respuesta, que me sentiría protegida. No sé si la realidad sea tan ideal como la imagino, seguramente no lo es porque hablo desde mi lugar privilegiado y mi suerte por no haber ten...
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